iii

El avoráculo

iii

La lotería

El Avoráculo ha hablado.
Aquí está tu predicción:

Es verdad, no sueles jugar mucho a la lotería. A ver, lo justo, un décimo aquí y otro allá. No vaya a ser que le toque al del bar donde te tomas cada día el café y no hayas comprado (que seguro que tu camarero preferido no hace como el del anuncio de la lotería de hace unos años).

El 22 pones la tele para ver el sorteo y nada, premio tras premio tus pocas ilusiones desaparecen. Y de repente… el gordo. ¿Esperabas que ahora te dijéramos que te va a tocar?

Pues obviamente no.

Así que acaba el sorteo y has acabado con un total de 0€. Bueno, en realidad habría que descontar lo que has jugado, pero tampoco queremos hacer sangre. Pones la tele y ahí están, celebrando el gordo. Pero espera, tú conoces ese sitio, ¡Has estado este verano! Y recuerdas que te dijeron, oye, cogemos un décimo, no vaya a ser que toque y no hayamos comprado. Y tú dijiste:

Qué va, qué va! Que solo estamos en agosto y este año me voy a dejar una pasta al final.

Y aquí estás ahora, en el sofá, pobre y con cara de imbécil.

¡Suerte para el año que viene!

La
lot
ería

La lotería

El Avoráculo ha hablado.
Aquí está tu predicción:

Es verdad, no sueles jugar mucho a la lotería. A ver, lo justo, un décimo aquí y otro allá. No vaya a ser que le toque al del bar donde te tomas cada día el café y no hayas comprado (que seguro que tu camarero preferido no hace como el del anuncio de la lotería de hace unos años).

El 22 pones la tele para ver el sorteo y nada, premio tras premio tus pocas ilusiones desaparecen. Y de repente… el gordo. ¿Esperabas que ahora te dijéramos que te va a tocar? Pues obviamente no.

Así que acaba el sorteo y has acabado con un total de 0€. Bueno, en realidad habría que descontar lo que has jugado, pero tampoco queremos hacer sangre. Pones la tele y ahí están, celebrando el gordo. Pero espera, tú conoces ese sitio, ¡Has estado este verano! Y recuerdas que te dijeron, oye, cogemos un décimo, no vaya a ser que toque y no hayamos comprado. Y tú dijiste:

Qué va, qué va! Que solo estamos en agosto y este año me voy a dejar una pasta al final.

Y aquí estás ahora, en el sofá, pobre y con cara de imbécil.

¡Suerte para el año que viene!