ii
El avoráculo
ii
La intoxicación
¡Prepárate para la cena del siglo! Cigalas, navajas, mejillones, ostras, gambas, sopa de pescado, pollo relleno y un guiso de tofu con verduras que haría llorar a un unicornio de alegría. Esto no es una cena, ¡es una competición de resistencia gastronómica!
Habrá comida en cada rincón, como si la despensa hubiera decidido mudarse a la mesa. ¿Cómo resistirse a semejante festín? Pero espera, no todo es lo que parece.
Es una pena que no sepas que estás a punto de a jugar a la ruleta rusa de la intoxicación y a ti nunca se te han dado muy allá los juegos de azar, ¿verdad?
¡Abran juego!
Algo en esa mesa no estará en las mejores condiciones posibles, pero no sabrás qué y ganarás el premio gordo. Vas a tener el combo completo. Te va a tocar una noche abrazando el váter, acordándote de cada bocado que te has metido a la boca, mientras pasas la noche semiinconsciente en el baño con los petardos y los fuegos artificiales de fondo. Ah, ¿no te lo había dicho? Es la cena de Nochevieja y tenías un planazo después. Obviamente, no hace falta ni decirlo: te quedas sin ir.
Y después de una noche digamos, movidita, te espera una larga semana a arroz blanco y zanahoria hervida. Tampoco te tengo que decir que ni comida de año nuevo, ni roscón y nada de salir en reyes. Estarás bien justo a tiempo para volver a currar.
¡Feliz año nuevo!
¡Prepárate para la cena del siglo! Cigalas, navajas, mejillones, ostras, gambas, sopa de pescado, pollo relleno y un guiso de tofu con verduras que haría llorar a un unicornio de alegría. Esto no es una cena, ¡es una competición de resistencia gastronómica!
Habrá comida en cada rincón, como si la despensa hubiera decidido mudarse a la mesa. ¿Cómo resistirse a semejante festín? Pero espera, no todo es lo que parece.
Es una pena que no sepas que estás a punto de a jugar a la ruleta rusa de la intoxicación y a ti nunca se te han dado muy allá los juegos de azar, ¿verdad?
¡Abran juego!
Algo en esa mesa no estará en las mejores condiciones posibles, pero no sabrás qué y ganarás el premio gordo. Vas a tener el combo completo. Te va a tocar una noche abrazando el váter, acordándote de cada bocado que te has metido a la boca, mientras pasas la noche semiinconsciente en el baño con los petardos y los fuegos artificiales de fondo. Ah, ¿no te lo había dicho? Es la cena de Nochevieja y tenías un planazo después. Obviamente, no hace falta ni decirlo: te quedas si n ir.
Y después de una noche digamos, movidita, te espera una larga semana a arroz blanco y zanahoria hervida. Tampoco te tengo que decir que ni comida de año nuevo, ni roscón y nada de salir en reyes. Estarás bien justo a tiempo para volver a currar.
¡Feliz año nuevo!